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Sunday, October 09, 2005

Viernes


Iríamos a Mean Ostrich Bar, había que aprovechar los últimos días en los que había un clima aceptable, después esperar encerradas en casa a que el cruel invierno se compadezca de nosotros.

Mis piernas nada más no se veían bien, terminé con el rastrillo y me puse crema autobronceadora con la esperanza de agarrar un poquitín de color. Llevaba una blusa bordada con amplio escote y bordada en lentejuelas, no me di cuenta que con la luz del lugar se podía ver a través de la tela, mis amigas estaban orgullosas de mi, por que según ellas se veía muy sexy. Un movimiento involuntario.

Pedíamos Martinis sentadas en la barra del bar, echas todas unas mujeres de mundo. Dos eran las bartenders una muy hermosa y la otra no tanto, con cara dura y un pancilla que le saltaba por arriba de la pretina del pantalón, resultado seguro de algún embarazo o simplemente del sufrimiento. Pensaba: yo haría una terrible bartender, nada más no podría aguantar la presión.

El que parecía dueño del lugar era un hombre de tez blanca y ojos azules, su cara claramente tratada por la cirugía plástica, la nariz perfecta y las cejas altas. Vestía una camisa con estampado de flores en un intento desesperado por parecer más joven, me llamaba mucho la atención. En mi cabeza me imaginaba que tal vez tendría un yate en Cape Cod, su esposa sería 30 años más joven que él y tal vez tendría dos hijos pequeños.

La insistencia en mi mirada hizo que se me acercara y me dijera. ¿Nos conocemos de alguna parte, tú cara me es familiar?. Respondí en pesado acento. No creo, pero me gusta su camisa. Él amablemente dijo: - Gracias. Y se retiró.

Veíamos que poco a poco la gente se dirigía a la parte de atrás del lugar, las luces cambiaban y la música subía de volumen. Tomamos nuestras copas y fuimos hacia donde todo el mundo. Un salón entero se abría ante nosotros. La música retumbaba en nuestro pecho, terminamos nuestras bebidas de un trago y nos fuimos a bailar.

Esta vez decidimos no separarnos, después de las experiencias pasadas creo que no buscábamos más que bailar y mandar a la chingada al mundo. Yo seguía en mis exploraciones intelectuales, el ambiente impregnado de deseo, era difícil no sentirlo, agresivo... animal…Bee y yo bailábamos una a la par de la otra buscando refugio. Los hombres acechaban alrededor, en mi cabeza la imagen de los buitres, compartían la misma mirada, la cara paciente esperando…callados solo esperando. Decidí que seguíamos siendo animales por más que digamos lo contrario.

Pensaba y sacaba conclusiones cuando sentí el acecho del buitre, (a un pedazo de carne en la carnicería se le tomaría con más delicadeza) él hombre era alto y corpulento no le había visto la cara, pero me sentía en las garras de un vikingo, me tenía tomada por la cintura haciendo que mi trasero se acoplara a él, sentí su fuerza… su antebrazo era del ancho de mis muslos. No reaccioné porque seguía pensando que en un segundo mi existencia había sido reducida a mi carnalidad. En ese preciso momento... en ese lugar... yo era sólo carne… todo mi conflicto era ¿será que sólo soy esto? ¿será que es mentira cuando pienso que soy más?.

Yo no era la única acechada Sun buscaba un momento de tranquilidad ante los embates de la lujuria juvenil. Bee supo mi predicamento con solo verme, inteligentemente me abrazo para sacarme del peligro, me arrancó del vikingo sin que él pudiese hacer nada. Bailábamos unidas sin que hubiera espacio para nada más que para entregarnos la una a la otra. Mejilla con mejilla, sus pechos en mi pecho, pensaba: Estoy a salvo.

Miré a los ojos a Bee y señalé con mis labios a Sun, me separé de Bee para salvarla, hice lo que Bee en su momento hizo por mí. Ya a salvo Sun me susurro al oído: salgamos a fumarnos un cigarro.

Salimos las tres... llovía... muertas de frío y echas un puño en un techito fumábamos en silencio hasta que Sun dijo: - Cada vez me convenzo más de que me quiero casar con un hombre gay.

3 comments:

Adriana Ferandez said...

Me temo que a veces yo soy como un buitre, y veo a los montaneses como viles chuletas, es divertido...

Carolina said...

Q es ese muñeco q tienen todos los blogs?

Dr. Cáustico said...

Buitres? esos sólo comen carroña, no creo que estes tan mal. Por que no mejor les dices... ahm. Perros, como acá más al sur.

Que día es hoy?